miércoles, enero 09, 2013

NO DEJES DE SONREÍR

¿Qué ilumina tu rostro, realza la majestad de tus ojos? ¿Hacia dónde dirigen tus fosas nasales? ¿Cuál es la bandera de tu belleza, el síntoma de tus alegrías? Ese don es tu sonrisa. La que todos vemos, la que enamora a los hombres, la que decora el ego de tus fotos, la que dibujas mientras inclinas tu cabeza de lado, un perfume gráfico que enchina la piel de los demás.

No la pierdas por los sinsabores de la vida, por las decepciones de la gente, por los males del corazón, por un mal día, por discusiones con las personas que amas, por las palabras de los que te odian, por los desencuentros familiares, por la cobardía de los que tiran la piedra y esconden la mano. Como decía, la sonrisa es tu don. Enseña orgullosa tu mueca de confianza en la comisura de tus labios: no hay nada que no tenga solución y ningún mal es para siempre. Todo pasa, no te hundas en la tristeza y déjala ir, no te pertenece; solo es un pañuelo desechable, la tormenta que precede a la calma.

Sonríele a quien amas y a quien es imprescindible en tu vida, no podrás darle un mejor regalo a su alma. Sonríe a un extraño, ganarás sus favores y obtendrás su gracia. Regala una sonrisa en los malos tiempos y espantarás a la adversidad. Sonríe a quien te da la mano y no te deja caer; será el mejor pago al esfuerzo. Dibuja una sonrisa frente a la vida y ella te devolverá una mejor. Sonríele a quien te escribe estas letras y te dedicará unas mejores.

Nada ni nadie tiene derecho a arrebatarte la sonrisa, tú tienes el poder de usar bien tu don, de no dárselo a nadie, de compartirlo con quien tú quieres. Abre los ojos, enfoca la mirada, relaja los músculos de la cara, procura que tu cabello no estorbe esa visión y mueve tus labios al compás de la alegría, devela un poco de tus dientes y logra el arqueado perfecto. Logra lo que mujeres de todos los tiempos crean con el sutil pero magnífico gesto: el embrujo, la cautividad, la sonrisa reflejo, la atención desarmada o el suspiro… dependiendo a quién le compartas ese gesto de la belleza del alma.

Cuando estés triste, cuando sientas que no puedes más, cuando creas que las cosas no pueden cambiar o cuando veas que la realidad no puede ser mejor, no dejes de sonreír. Acompaña de actitud tus pasos, no te olvides de ti y busca en tu interior aquello que eres, fuiste y serás… y cuando lo encuentres, será sencillo alzar la cara y pintarte de sonrisas. Así tendrás la fuerza para saltar cualquier adversidad, la templanza para tomar decisiones y esperanza de que, eventualmente, todo estará bien.

Cuando no podamos o no quieras platicar, lee esto en los momentos difíciles y sin que te des cuenta, tomarás el camino hacia sentirte mejor, te lo prometo. =)

Gerson.

2 comentarios:

Rita Agustina dijo...

Yo te he dedicado una sonrisa, así que ahora quiero que me dediques más palabras bonitas.

Me ha encantado, como hacía tiempo que no me gustaba ningún escrito. Espero leer más de ti pronto.

Gerson Obrajero dijo...

Así será, Rita Agustina.

Mil gracias por tus palabras. Saludos. =)