sábado, agosto 07, 2010

LA FALLIDA CONQUISTA DE VENUS

Anteriormente en El Blog de Gerson Obrajero… (Aquí el link para ver el resumen)

Estuve ahí, enfrente de ella y no pude, no pude decírselo…

Tenía cinco años. Mi padre siempre menciona que me colaba entre la gente para ver los videojuego arcade, las dichosas “maquinitas”. Era malo jugando, sólo me gustaba ver. En ese entonces no me podían comprar un Nintendo que mis primos (que me caen mal) sí tenían. Un día, al parecer a la bola de muchachos que hacía un lado habían arreglado para que llegara y con un botón ganara, lo que individualmente nunca pude. Llegó el momento, sólo tenía que apretar un botón de esa máquina… no pude.

Debe ser por estas fechas, pero hace dos años, que la vi en un Starbucks. No quería reunirme con la mayoría de los que fueron pero ella estaría ahí, me gustó mucho. Durante el año que siguió la vi muchas veces en diferentes lugares hasta el día de mi cumpleaños. Después no la volví a ver (entró a una chamba donde viaja mucho) hasta hace casi nueve meses a una fiesta a la que acompañé a una amiga. Pasó tanto tiempo y no pude decírselo.

Después de algunos reclamos y la indignación de todos, me tocó un regaño de mi padre. Salí de ese local bastante sacado de onda y cada que jugaba con consolas o en las maquinitas me costaba mucho trabajo ganar. Luego tuve un Family, renté un NES y con mucha práctica pude comenzar a ganar, a superar ese día. No pude superar las maquinitas sino hasta preparatoria, cuando un tipo agradable me vio y me enseñó. Me enseño tan bien que en una reta lo barrí, barrí a todo mundo. Superé aquel momento, me superé a mí mismo.

Venusina era un concepto que me veladamente me sugirió una mujer a la que amé “deberías juntar lo que te guste de cada mujer que conozcas e imaginarte una así”. Encarné esa fantasía en esta chava que me gusta pero mantenía, a pesar de los post, un pie anclado en la tierra. Sin embargo sentía preciso decirle lo que sentía. De hecho, lo hice de una forma impulsiva e impersonal, le mandé un mail en diciembre pasado, sabía que era poco probable verla y por eso lo hice. Le conté que me gustaba pero cometí un error: le escribí que no me contestara… y no lo hizo. Íbamos a celebrar nuestros cumpleaños juntos pero al final ella ya no pudo. Le había comprado un pequeño presente, estaba dispuesto a romper el silencio, pero no se dio.

Me frustraba mucho el Street Fighter y más la segunda parte. En ese ánimo de superar cada deficiencia acabé cada edición del videojuego que conseguí: la primera parte, todas las versiones del SF II, los Alpha, los EX y las ediciones contra Marvel. Aún así perdí en esos años el ánimo de meterme entre la gente para ver cualquier cosa. Me volví un tipo reservado, tímido que arriesga poco y ya pensándolo bien, eso ha afectado cada aspecto de mi vida.

Yo sabía que había posibilidades de verla, como hace casi nueve meses, porque habría cumpleaños de un amigo en común. Por las circunstancias (el no verla tanto tiempo, el no saber si había leído el mail. Eran las 11, ya me tenía que ir y en el momento en el que se agotaba mi esperanza, ella llegó. Era ahora o nunca, un momento para finiquitar todo. Me despedí de todos y al final de Venusina. Me preguntó que si ya me iba y yo le dije que sí, porque vivo lejos. Ahí salió, le dije que le tenía un regalo por aquella vez que no nos vimos, se lo di y le pregunté por el correo. Me dijo que sí lo leyó…

Y cuando iba a decirle que me gustaba lo pensé, habría pasado un cuarto de segundo cuando yo le dije: “Otro día hay que platicar de esto ¿Está bien?”. Ella asintió con la cabeza antes de sentarse. Antes de salir del bar, ella me preguntó que cómo me iba a ir y le dije mi ruta antes de despedirme en forma definitiva. Partí hacia la estación del metrobus repasando el momento.

En ese instante pensé: ¡Basta ya! De los demonios de mi presente, pasado y futuro; de fantasías que no me llevan a nada y de oportunidades sin concretar. El tema de Venusina queda terminado, al menos por ahora. Quizá no haya “otro día” para terminarlo y ya no importa. El problema es subyacente en mí y si no lo arreglo seguiré como estoy: sin un rumbo en la vida. Me gustaría superar mis deficiencias como en los videojuegos, enfrentarlo y sobreponerme porque aún hay mucho pendiente y si no paro ahora perderé los mejores años de mi vida. Este soy yo, lo he sido durante tanto tiempo y debo aprender a perdonarme por serlo y así volver a empezar de verdad.

Comienzo el viaje hacia mí mismo. Necesito encontrar la fuerza para conquistarme.

Hasta luego.

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