lunes, mayo 24, 2010

CUMPLEAÑOS 28

Vanidad de vanidades, todo es vanidad. La frase del Rey Salomón se puede aplicar a lo que sea. Quizá esa importancia que le damos a cuántas veces el sol baila con la tierra mientras caminamos sobre ella sea una de nuestras vanidades más comunes, ya sea para mostrarla o para ocultarla. Se festeja la vida, se honra a la persona con la presencia, de forma física o con obsequios de todo tipo. Hoy es mi cumpleaños número 28.

No se celebran los triunfos y se traen a memoria los fracasos, no se hace un balance de cuánto tienes o cuánto has perdido, no es el año nuevo, es un año tuyo. Uno da por sentado que creces (porque así ha sido siempre, sumas una unidad más a la edad), te ves al espejo y notas una cana que crece a la altura del ojo, ves tus manos y ya no están tan lisas, tu piel se arruga más y si tienes suerte no notas si subes o bajas de peso.

La gente cercana a ti (o la lejana, como he podido comprobar) te recuerda el día de nacimiento, inconscientemente te desean la felicidad del día (casi por inercia decimos “feliz” + celebración-que-gustes sin pensarlo mucho), vuelven física la felicitación con un abrazo y, si tienes suerte, el sexo opuesto te besará en la mejilla y con ello te dejará oler su perfume (la sinceridad no es un requisito indispensable de la pleitesía).

De niño te acostumbran a esto (hay gente que no y me da mucha lástima): reuniones llenas de conocidos y desconocidos, refresco, pastel, gelatina y otras comidas escazas de dulce gorros, globos, velas y un pastel que no siempre es lo mejor. El pan puede estar empapado de jarabe pero no importa, es mero símbolo, herramienta indispensable para que se apaguen las luces y te canten una canción en la que un amante le pide al velador que haga lo contrario, es decir, que “encienda su linternita”.

El año pasado mi cumpleaños fue como volver al pasado pero en distintos escenarios. De chico se me acostumbró a “servir a los invitados” cosa que odiaba y me repateaba, pero cuyo gusto adquirí mucho después, tanto que hace doce meses estaba asegurándome de que todos tuvieran lugar, los atendieran bien, llegaran las chelas y nadie se fuera sin pagar. Terminé con una sonrisa en la cara y dejé a lado ese sentimiento de que “es mi día, quiero que me sirvan todos” que tenía la primera vez que me tocó atender a gente hace 20 años, curiosamente, junto con el del año pasado, de mis mejores cumples.

Confieso que este post iba a salir días antes para hacer un wishlist (por eso comencé con las vanidades) pero a minutos de mi cumpleaños 28 salió otra cosa ¿Qué hace uno aparte de manifestar la edad? Lo común es hacer todo lo que he escrito en el post. Mi cumple cayó en lunes y eso friega las cosas. Tampoco ha sido el gran año social y como saben no soy muy apegado a la gente. Como que me acostumbré a no pensar mucho en el pasado y menos en el futuro. No me queda más que agradecer a los que siempre están conmigo por ser como soy, ya sean amigos, compañeros o gente afín. Ustedes hacen de mi vida un lugar habitable, con un jardín que produce una droga que me hace feliz.

En fin. Acabo de cumplir 28, de aquí para adelante.

Nos vemos en el futuro.

9 comentarios:

Barbara dijo...

Que los cumplas feliz! Al menos en una fecha así se vale creer que la magia existe, llegaste al mundo y rompieron el molde. Un abrazo y beso!

MarinaRrobot dijo...

Feliz cumple gersonianooo!! te mando un beso cuidate :)

Gerson Obrajero dijo...

@Barbara. Morenaza de fuego. Muchas gracias por tus felicitaciones. Ya ven al DF, no? Y nos echamos unas chelas! Te mando un abrazo.

@Marina, estimada, muchas gracias! Te mando un abrazote! =)

jadis dijo...

Un abrazo fuerte! Felicidades!

Gerson Obrajero dijo...

Gracias Jadis. Te mando un abrazote! =)

Skene dijo...

Quien lo quiere? Quien lo quiere más que yo? eh? eh?
Felicidades amigui, muchiiisímas.

Gerson Obrajero dijo...

Amiwísima de la vida! Muchas gracias por la felicitación. Te mandaré un mail, hay haaaarto que contarte! =)

La Pitonisa dijo...

Felicidades Gerson!!!!!!!!!!
un abrazo

manel dijo...

mas vale tarde que nunca, felicidades loco