jueves, noviembre 13, 2008

A UN LADO, GRIPE

Ando enfermo de la gripe.

Es raro hacer una actividad decente y al siguiente que te agarre la enfermedad. Sólo fui a pintar la casa de mí tía, de hecho como lo comenté en el post pasado, me hizo sentir de maravilla, satisfecho y con ganas de más, pero la mañana siguiente mis fosas nasales eran llaves abiertas y estornudaba como si en otro lado alguien estuviera repitiendo mi nombre.

No, aún no soy tan importante… Lo cierto es que desde ese día estoy enfermo.

Mis lectores más añejos lo saben: odio estar enfermo, porque la limitación es la cara de todos los días: dormirse bien tapado, andar con una caja de pañuelos desechables, tomar líquidos, no olvidar tomarse la medicina a la hora indicada, cuidarse de no tomar algo frío (no saben cómo se me antoja una coca o una chela helada). Vamos, ni me he podido cortar el cabello por el temor a seguir enfermo…

Ya hasta contagié a mi mamá y mi papá.

Se ha pasado de volada estos días. De repente ya es jueves y parece que lo que queda de la semana ya lo tengo ocupado: ir a un concierto, después a una exposición de un cuate, el sábado a volver a pintar y el domingo a darle seguimiento al “juego del escritor famoso”. Si todo sale como está previsto, será un gran fin de semana, ocupado, animoso y bastante provechoso.

Ayer estaba platicando con una chava en el Messenger y me hizo recordar mis pasiones, eso que me hace sentir vivo, que me hierve la sangre y que ocupa mis pensamientos: leer comics y novelas, escribir, ver fútbol, cantar, escuchar música, aprender, jugar, tener sexo. Algunas de esas pasiones sin duda tengo que reactivarlas en mi vida, me hace falta.

En fin, si no hay algún imprevisto (invoco a las fatalidades para que no me hagan la malobra y se hagan a un lado) este día iré a ver allá por San Cosme a su majestad imperial Silverio. Todavía recuerdo esa noche en el parque México, esos ritmos extraños que hipnotizaban a las mujeres y las hacían bailar, el espectáculo único de ver a un hombre de las cavernas enfrente de unas consolas, desvistiéndose mientras intercambia mentadas… surreal but nice.

Suspendí, sólo por hoy, la medicina para entregarme a las fauces de ese monstruo gélido llamado cerveza. Para olvidarme de momento de todo lo que no soy y no tengo. Ya luego tendré el gusto de arrepentirme. Aun lado gripe, ahí les voy! =)

Nos vemos en el futuro.

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