miércoles, mayo 07, 2008

AL AMIGO QUE PERDÍ

[De Fondo: Elton John - Friends]

Dice muy bien el dicho que un amigo es un tesoro…

Recuerdo el primer día, me tocó en esos cursos que les llaman (que les dicen, a según –dixit dedosen2) cursos propedéuticos en la Universidad. Lo recuerdo más grande, más musculoso y más mamón que andaba con una chica que me pareció guapa. En ese entonces (ni en el próximo año) no sabría que él se convertiría en mi amigo, el mejor…

Y no es que sea el único mejor amigo, pero sí es el único hombre. Por alguna extraña razón la gran mayoría de mis amigas son mujeres, como que no he tenido suerte de crear empatía con los míos Cosa que desconozco el motivo, pero así se ha dado.

El primer año los dos sufríamos como que de problemas económicos y nos caíamos bien, pero él sólo se juntaba con su novia y yo me empecé a juntar con los inadaptados de la clase. Seis mese después, la novia deja la escuela y él se junta con sus amigos de la prepa (que lo van y lo traen siempre en un pointer blanco con música electrónica), un día me invita a comer a su casa y su madre me sirve las mejores enchiladas michoacanas que he probado.

Un año después, los amigos con los que me juntaba habían abandonado la escuela y un día no teníamos nada que hacer… y nos fuimos arriba de la cafetería en la esquina (había un bar como que clandestino) y nos tomamos unas cervezas. De ahí empezaron los recuerdos más chingones de la universidad.

Ese bar se convirtió después en un billar, al que íbamos cuando no había clase o simplemente no las queríamos volar (sin perder el promedio o irnos a final por faltas). Después iba muy seguido a su casa y compartíamos muchas cosas. En los momentos más difíciles, cuando reprobé televisión, siempre conté con su apoyo. Siempre dábamos el roll en su carro, escuchando música, saludando a los amigos, haciendo planes para la fiesta del finde. Cuando ya no podía irme a mi casa, el siempre me dio asilo, me presentaba a toda su familia, íbamos a comer tortas o tacos. Conozco bien la colonia Industrial, tanto como la palma de mi mano.

Así fue el día de la graduación en donde dice mi mamá que en medio de la peda, el papá de mi amigo me dijo “Vamos Hijo”, cuando andaba cantando con los mariachis (desde entonces amo los karaokes), hasta me incluyó en sus agradecimiento en su tésis. La relación era inmejorable, y cuando pensamos que no podía ser mejor, que cursamos el intensivo en inglés (por falta de lana no lo tomamos durante la carrera), siempre después de la clase, a chupar o simplemente a ver televisión, lo que se nos antojara. También por donde vive (o vivía, ya no sé) estaba un billar al que íbamos seguido, en él, siempre veíamos a dos ancianos que les gustaba jugar carambola. Y se nos ocurrió que tal vez podríamos acabar de esa manera, siendo siempre amigos.

Es difícil condensar tantas vivencias en tan poco espacio…

Después de la muerte de su padre, él entró en una crisis y yo también me alejé un poco, después empezamos a vernos menos. Yo comencé a frecuentar a más gente de la red y él se iba con sus amigos de su calle. Yo ya no estaba tan disponible por lo del trabajo y él seguía buscándolo, tratando que los entrevistadores no lo vieran mal, sino sobrepuesto del momento emocional que sufría.

El año pasado me habló, invitándome a la boda de su hermana (como aquella vez que me invitó al 25 aniversario de sus padres) pero yo decliné porque había comprado boletos para el Vive Latino (y fue una estupidez porque en el Vive me la pasé mal y me enfermé). Después de eso, no hablamos sino hasta hace seis meses, nos quedamos de ver y me iba a despedir antes porque iba a llevar a mi novia a ver a Bebel Gilberto. Fue diferente, ya no sentí la confianza que teníamos desde hace tiempo, a pesar de que me contó lo bien que le iba en su trabajo y que igual en un año podría juntar lana y por fin podría casarse con su novia. Cuando nos despedimos, él quedó de llamarme… y hasta el momento no lo ha hecho.

Yo lo tengo en mi Messenger, pero sé que él tiene aversión al mensajero, sobre todo cuando está trabajando, sé que e una persona demasiado nerviosa como para que la interrumpa. Pero ayer vi que decía en su nick “Just Married”… y yo me quedé con el ojo cuadrado. De las pocas cosas que tiene, es un Hi5, ahí me enteré que no era broma: ya se había casado… y yo ni en cuenta.

No sé, creo que desde hace un buen rato ya no formo parte de su vida, o quizá yo lo saqué, a bien no sabría dar razón. A veces me dan ganas de quitarles 100 pesos a mis papás y comprar una tarjeta y hablar a su celular. O de abrir mi correo electrónico y al menos felicitarlo, sé que es algo que siempre ha querido y yo todavía tengo un profundo aprecio por ellos, porque los conozco desde la universidad y porque, en lo particular con mi amigo, hemos vivido tanto juntos que deseé que nuestra amistad durara para siempre.

Quizá él no tenga la misma sensación que yo y ya haya dado fin a la amistad, o quizá somos tan orgullosos (en eso nadie nos gana, me cae) que ninguno de los dos volverá a llamarnos o a meternos en nuestras vidas. Aunque creo que el único motivo que nos separó, fue la distancia, la que no sólo se mide en kilómetros.

Pero un amigo es un tesoro… entonces pienso: “bueno, aún así nada me impide mandarle una felicitación sincera por su matrimonio, aunque quizá pueda ser la última”. Voy al mail y pongo su dirección de correo, con copia a su otra dirección y me da miedo pensar que quizá escriba las últimas palabras al amigo que perdí…

En el subjet sólo se me ocurre escribir: “Felicidades Leonardo”


=’)

No más palabras

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