viernes, octubre 20, 2006

LAS RAYAS EN LA PARED.

[De Fondo: Keane - Crystal Ball]

Sé que ya comenté algo de esto en lo que fui, lo que soy, e inclusive podría decir que de cierta manera me inspiré más al leer un post del Árbol…

Pero, es algo raro cómo se da uno cuenta que ha cambiado, que ya no es el mismo, que todo lo malo pasó sin que uno se diera cuenta, que no somos lo suficientemente perfectos para alcanzar a percibir el paso del tiempo, como si sólo fuese algo estático que se mira mientras vas en el pesero.

Como me iban a hacer mi contrato en la empresilla, necesitaba mis documentos: acta de nacimiento, identificación oficial, comprobante de domicilio, comprobante de estudios y el mentado número del servicio social. Mentado, sí, porque no encontraba la hojita que me habían dado hace dos años, cuando fui a tramitar eso.

Yo tenía organizado al menos ese papel (si, tampoco soy demasiado organizado), pero como estaban remodelando la casa, se reacomodaron cosas y al final ya no supe donde estaba. Fue mi culpa, por no guardar esos papeles en un lugar seguro sufriría dos años después.

Así que me puse a buscar y, como cada que busco algo, siempre encuentro cosas que pensé que estaban perdidas o que no recordaba. Encontré mi invitación para mi fiesta de graduación, gafetes de las convenciones en las que estuve, mis borradores de poemas, miles de dibujos, mi constancia de que aprobé mis idiomas, una vieja cartera, pero anda de mi hoja con el número del SS.

Entonces, me encontré con dos documentos… pareciera como si la vida me hubiera querido decir: “Mira, esto fue algo que olvidaste”.

El primer documento fue una actividad que hice en el último año de prepa, eran los últimos días, yo sufría por Soledad, me convertí en un ser muy callado y reservado. Se trataba que todos tenías que hacer una hoja con su nombre y pasarla para que todos te escribieran algo de forma anónima. Alguna de las frases que quedaron grabadas fueron:

-“Eres un niño muy lindo y tierno, aunque a veces un poco fastidioso” “Sabes, eres una persona muy inteligente: No dejes que el mundo te hunda, sólo sé tú mismo y lucha por lo que quieres sin importarte lo que piensen de ti” “Eres un chavo muy lindo y de buenos sentimientos, quisiera que los expresaras y nunca te quedes callado. Aunque a veces eres un poco fastidioso. Debes aprender a controlarte” “Eres un chavo que tienes mucho amor dentro de ti, no lo guardes y exprésalo” “Eres un chavo con buenos sentimientos, aunque hay veces que tratas de loarte o no sé, pero cambia eso para tu bien” “Eres un buen tipo, nada más te falta estar más seguro de ti.”” Eres muy inteligente y expresivo, trata de ser más sociable.”-

Hace ya casi dos años y medio, la profesora que más nos dio clase, un día antes de que se acabara el semestre y nuestra carrera. Ella nos había pedido una vela entonces nos reúne en grupos y nos da por grupo una serie de diplomas. No creí que me tocara algún reconocimiento… al final fui de los que más tuvo. Los diplomas dicen así:

- “Por Confiar en Nosotros” “Su forma tan positiva de ver la vida” “Por su perseverancia, tolerancia y compañerismo y por el empeño para sobresalir en la carrera” “Por compartir con nosotros sus conocimientos en cada una de sus participaciones a lo largo de estos 4 años. Esperamos que sigas cultivando tu disposición al conocimiento” “Por haberme enseñado a valorar muchas cosas y saber que hay gente con buenas intenciones como tú loco. Además de haber compartido momentos muy chidos y brindarme tu amistad”. “Porque tu trato hacia a mi siempre optimista, te deseo lo mejor de este mundo” “Porque eres justo, por honesto, por inteligente, porque conmigo fuiste tú” “Porque nunca renunciaste a tus ideales, por tu valentía, por tus sentimientos, porque nunca dejaste de expresar tu emoción. Porque te quiero.” –

Yo había entrado a la universidad después de una decepción amorosa y de no entrar a donde yo quería, pero cambié, tuve situaciones que me hicieron cambiar de rumbo, cuestionarme tantas cosas, dejar otras atrás. Dejé la depresión a un lado y caminé junto con mis amigos a la salida, cambié la forma en cómo me percibía la gente. Y aunque no salí con los más altos honores de la escuela, todos reconocieron mis capacidades.

Cómo hay cambios que no notamos… recuerdo las rayas en la pared que hacía mi papá cada vez que me pegaba a ella para ver cuánto había crecido.

Como decía Heráclito de Efeso: “Lo único que permanece, es el cambio”.

Saludos a los testigos de esta aventura.

No hay comentarios.: