miércoles, octubre 25, 2006

LA ÚLTIMA...

[De Fondo: La Cuca – La Balada]

No aprendo, creo que en estas cosas no nací para aprender.

Las cosas cambian, a veces para bien, otras para mal. De esa manera entraste a mi vida: como un cambio, cuando yo ya no quería saber nada, cuando había caído mil veces en el hoyo, con miles de ensayos y errores, todo fue tan chido al principio que creí no volver al lugar de donde había regresado.

Me equivoqué…

La música nos unía, cuando me hacías saber que te hacía sonrojar. Me pedías que me quedara con palabras, con tu voz, con tus fotos, con tus figuras, con tu color rosa. Todo pasaba tan rápido y así dos meses parecieron dos años, uno en donde parecía que habíamos entrado en un viaje sin retorno, que habíamos descubierto algo nuevo; donde nos llegamos a conocer muy bien, donde el rosa y el azul combinaban cada noche…

Ojalá hubiera durado más de un mes…

Hasta que hubo un día que reflexionaste que no debías depender de nadie, que la distancia que habíamos olvidado lo pusiste de nuevo en la mesa, que te aferraste al pasado que querías olvidar y que yo era demasiado cursi para andar contigo.

Fue el principio del fin.

De repente las situaciones que vivías te habían vuelto poco tolerante y, de repente, comencé a tener defectos que no tenía. Busqué todas las maneras para evitar que te enojara, pero creo que cada vez que lo intentaba era más torpe, más necio y sabía menos qué hacer. Un día le dije que ella no era feliz…creo que ese fue un gran error.

Recuerdo la primera vez que te enojaste conmigo, también lo feliz que fui al recibir tu mensaje diciéndome que ya no querías estar enojada conmigo; también recuerdo cuando me dijiste que era “cero nais” hablar conmigo…

Cómo pegas corazones y después los vuelves a romper.

Y así, algo que fue tan hermoso se fue convirtiendo en algo cada vez más triste. Mi comunicación con ella ya no fue igual. Debo reconocer que me equivoqué, que quizá exagero y los que me conocen saben cómo actúo: que soy imprudente, obsesivo, necio, extremista. Por ella no me preocupo, es demasiado fuerte como para sentir siquiera pena por mí, creo que ella domina sus sentimientos mejor que yo y nada, ni nadie, la puede herir; yo en cambio, estoy destrozado.

Yo ya no puedo seguir así…

Sólo me queda hacer lo de siempre, tratar de levantarme y seguir… dando la cara al sol.

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